Historia del Archivo

Por las noticias que nos han llegado, sabemos que a mediados del siglo XIV la documentación de la villa se guardaba en una caja, conocida como “Caixa del Comú”, que era custodiada directamente por los jurados de la villa. Esta “caja” que siguió utilizándose hasta tiempos modernos, conservaba la documentación más importante del municipio, estaba cerrada bajo tres llaves y guardada en casa de la villa.

La primitiva Casa del Comú estaba en la Plaza de la Villa (en las actuales Pescateries Velles), donde la encontramos documentada a partir de finales del siglo XIV. Poco a poco, la villa fue creciendo y la casa del Comú quedó pequeña. En 1575 se adquiere un edificio en la Plaza del Mercadal. Las fuentes nos hablan de que en 1577 el Consell decidió hacer un armario donde guardar los documentos. Sabemos también que hacia el año 1650 hubo cierta preocupación por la seguridad de los documentos y se procedió a colocar una cerradura en la puerta donde estaba el Archivo y se hicieron unas llaves.

El primer archivero que tenemos documentado aparece en el año 1647. En 1668, el Consell de la Vila creó un nuevo el oficio, relacionado con el archivero y el escribano: el oficio de notario municipal, el cual era bastante bien pagado . Por las noticias que nos han llegado sabemos que en 1671, Gaspar Huguet, jurado, hizo de archivero por primera vez. Destaca por qué es el primer archivero que dejó escritas “unas notas de archivo” o “unas memorias”.

A través de la documentación sabemos que a finales del siglo XVII, el Archivo ocupaba una salita de la planta principal del edificio (de pequeñas dimensiones), con una gran puerta cerrada con dos cerraduras. Se conoce su situación exacta gracias a la conservación de un plano de la época (siglo XVIII). En el interior de la cámara del archivo, se sabe que a finales del siglo XVII había un armario donde se guardaba la documentación, y al menos desde 1674, una mesa y algunos bancos.

Durante el siglo XVIII el oficio de archivero fue ligado al de secretario-notario de la villa, hasta que en el último cuarto de este mismo siglo, los cargos de archivero y de secretar-escrivá ya no coinciden más en una misma persona . Durante esta época se reorganiza el Archivo y se hace un catálogo: Indice que manifiesta por orden alfabético todo lo más digno de notarse en los pergaminos y plicas del presente archivo. La documentación se instala en cajones y plicas.

Desde finales del siglo XVII y todo el XVIII, los archiveros solían ser notarios o abogados. El siglo XIX, se inicia con un archivero de una procedencia bien distinta: Celdoni Vilà (1752-1821) que era de oficio platero.

En 1776, Vilà, redacta la primera síntesis histórica de la ciudad que se ha conservado: “Relación circunstancial de la Villa de Reus, ubicada en el centro del Campo de Tarragona, corregimiento de dicha Ciudad, en el Principado de Cataluña y Reyno de España.” Este texto se incorpora al Libro Rojo llamado también "Libro de Privilegios del Común de la villa de Reus". Como archivero, se dedicó a transcribir o resumir las actas del primer libro del Consejo.

Otro archivero que dejó gran huella fue Andreu de Bofarull i Brocà, nombrado archivero municipal el 2 de octubre de 1863. En 1867 se le nombró bibliotecario y municipal y oficial segundo de secretaría.

Andreu de Bofarull quería sacar el Archivo del rincón oscuro donde estaba y reinstalarlo en un lugar adecuado, más amplio, más ventilado y más alumbrado. La nueva sala del Archivo se construyó en el último piso del Ayuntamiento.

Andreu de Bofarull rehace completamente el Archivo, reordenando los fondos e inventariando de nuevo. También fue el iniciador de la hemeroteca Municipal. En 1867 se creó la Biblioteca Municipal y Bofarull fue el primer bibliotecario que sumó su cargo al de archivero. El insigne archivero-bibliotecario muere en 1882.

Destacada también fue la figura de Bernat Torroja y Ortega, que se ocupó del Archivo entre los años 1845 y 1898. De él se ha dicho que fue uno de los teóricos económicos más importantes de Reus del siglo XIX. Torroja, después de encontrarse un Archivo en bastante mal estado, propone unas normas básicas de organización y solicita la ayuda de un auxiliar temporal. En 1904 se jubila y muere en 1908.

El Palau Municipal llegó a inicios de los años 20 en muy mal estado de conservación, y se acordó reformarlo (todo menos la fachada). En 1923 el Consistorio se trasladó al convento de Sant Francesc y el Archivo en los bajos del Hospital. El Archivo quedó en este lugar hasta que se ultiman las obras en el Palacio Municipal, en 1937.

En 1921 el notario Pere Rull dio, testamentariamente, su casa con la obligación de convertirla en un museo que debía llevar el nombre de Prim-Rull. En 1933 el museo se empezó a materializar y también se incluyó el Archivo Histórico Municipal. Se contrató a Pere Rius Gatell con el encargo de realizar los trabajos necesarios para la ordenación y catalogación. En 1933 se creó el Patronato del Museo y se nombró director al médico y prehistoriador Salvador Vilaseca, y conservador a Pere Rius.

Al inicio de la Guerra Civil, el Archivo Municipal -con la excepción de la parte histórica- estaba en los bajos del Hospital y hasta 1937 allí continuó allí.

Durante la Guerra Civil, Reus, que era el núcleo de producción industrial con fábricas de guerra, centro de comunicaciones y que además disponía de instalaciones militares, fue objetivo militar de primer orden. Entonces, en prevención del peligro, pensó en el traslado de los materiales fuera de la ciudad. La Generalitat estableció dos grandes depósitos-refugio para la documentación: Poblet (donde fue básicamente la documentación de Reus) y Viladrau.

En total, y sin contar la documentación notarial, Reus debía llevar a Poblet unos ciento cuarenta y un metros lineales de documentación además de los 350 pergaminos.

Reus, que fue ocupada el 15 de enero de 1939, sufrió un gran expolio documental: la prensa local fue a Salamanca, los fondos militares en Madrid (850 Kg de documentación varía procedente de los Campos de Concentración de Reus) y la documentación relativa a los prisioneros en el Archivo General Militar de Guadalajara.

En los primeros tiempos del nuevo régimen el Archivo se queda sin archivero. Ramon Pallejà, que era el archivero, fue detenido. Como el Archivo estaba muy descuidado y el archivero en prisión se acuerda contratar a Maria Figuerola (bibliotecaria) como encargada del Archivo (1939) administrativo, mientras que Lluïsa Ódena se ocupa de la ordenación del fondo histórico.

El cargo de cronista archivero se recupera a finales de 1940, Francesc Cubells. Durante su tiempo el fondo archivístico dio un paso adelante. En esta época, el Archivo se inventaría de nuevo, incluyendo la totalidad de la documentación: histórica y administrativa.

En 1949, Joan Dalmau, que había comprado el Castillo del Camarero en la iglesia, hace donación a la ciudad con la obligación de hacer un archivo Histórico, una biblioteca o una sala de exposiciones. En 1950 se crea el Patronato del Castillo y se quiere destinar el edificio para sede del archivo municipal, se hace un proyecto de restauración a cargo del arquitecto municipal Antoni Sardà pero no se llegó a realizar.

Este mismo año se aprueba reorganizar el Archivo Municipal: se recupera la plaza de cronista oficial de la ciudad y se ordena, clasifica y cataloga la documentación administrativa.

En 1951, Jaume Cardoner, catedrático de enseñanza media, se convierte en el último archivero cronista. Como archivero traspasó al Archivo histórico toda la documentación anterior a 1900 que todavía estaba en el archivo administrativo. En 1953 se extingue la plaza de cronista y no se recuperó hasta 40 años más tarde, en 1993.

En 1961 se inauguró el nuevo Museo en la plaza Llibertat y Cal Rull quedó cerrado (tenía los fondos del Archivo y la hemeroteca). En 1972 el Archivo histórico podía abrir puertas como equipamiento independiente del Museo. Bajo la dirección de Salvador Vilaseca trabajaron Maria Tarragó y Josep Ferrando.

El Archivo administrativo, a mediados de la década de los 60, permanecía prácticamente cerrado y descuidado. Estaba en el segundo piso del Palau Municipal.

En 1975 traspasa a Salvador Vilaseca y se nombra a su hija, Lluïsa Vilaseca, como directora del Museo y del Archivo.

En 1977 se reinstauró la Generalitat de Catalunya y al asumir las competencias que le confería el Estatut, creó un sistema de archivos propio - convenios entre el Departamento de Cultura y los ayuntamientos capital de Comarca.

En 1982 se inician las conversaciones para la creación del Archivo Histórico Comarcal de Reus. En 1986 se nombra su nuevo director, Sabí Peris. En cuanto al Archivo Municipal, en aquella época, el responsable fue Salvador Ferrando.

En 1994 el Ayuntamiento recupera la figura de archivero, que recae en el historiador Ezequiel Gort. Este mismo año comienzan las obras de adecuación del edificio donde hasta el momento estaba ubicada la escuela Rubió i Ors, en la c. Rafael de Casanovas. La nueva sede del Archivo Administrativo se inaugura el 10 de mayo de 1995.

En 1997 se reorganiza el Archivo Municipal, que entra de nuevo en funcionamiento, con independencia del Comarcal, recogiendo fondos administrativos.

Sin embargo, ambos centros se ven necesitados de espacios y vistas las inminentes y futuras necesidades, se contempla la posibilidad de crear un nuevo equipamiento que alberge los dos archivos, optimizando de esta manera los recursos y poniendo a disposición de los ciudadanos la documentación en un solo espacio.

En 2010 se inaugura el nuevo equipamiento, en la c. San Antonio M. Claret 3, en el que se encuentran los dos archivos, el Comarcal del Baix Camp y el Municipal de Reus.

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