R06: ¿Sabías qué?
Reus, Pedro de Luna y el Cisma de Occidente
El Cisma de Occidente o Cisma Papal es la expresión utilizada para referirse al período de crisis vivido entre 1378 y 1417, durante el cual dos papas rivales, uno establecido en Roma y el otro en Aviñón, se consideraban respectivamente el único papa legítimo. A partir del Concilio de Pisa (1409), los papas rivales fueron tres. El Cisma se resolvió con el Concilio de Constanza (1417), que escogió un nuevo y único papa reconocido por toda la Cristiandad: Martí V.
Todo empezó con la muerte de Gregorio XI y la elección de Urbano VI, que pronto creó una fuerte controversia a su alrededor, entre otras cuestiones sobre si la sede del papado debía ser Roma o Aviñón (entre 1305 y 1377, Aviñón había sido sede del papado, y este hecho era visto por muchos como una anomalía). Así, los contrarios de Urbano VI, con el apoyo político correspondiente, se reunieron en la ciudad de Fondi y escogieron a un nuevo papa, Clemente II, aduciendo que la elección de Urbano II no había sido legítima. La convivencia de ambos papas se perpetuó con las sucesiones que tuvieron lugar en los años siguientes: Urbano VI fue sucedido en 1389 por Bonifacio IX, Inocencio VII en 1404, y Gregorio XII de 1406 a 1417; a su vez, Clemente VII fue sucedido en 1394 por Benedicto XIII. La existencia de ambos papas y dio lugar a la división de la Cristiandad latina en dos facciones, de acuerdo con las que se alinearon los poderes políticos de la época. En el caso de los reyes catalanes, a la muerte de Pedro el Ceremonioso, que había permanecido indiferente a la elección, se decantaron por Benedicto XIII.
Pedro de Luna
Pedro Martínez de Luna, más conocido con el nombre de Papa Luna, antipapa Benedicto XIII o Benedicto XIII de Aviñón, nació en 1328 en tierras de Aragón y murió en su retiro de Peñíscola en 1423.
En 1387 fue nombrado por Clemente VII canónigo y camarero de la catedral de Tarragona, cargo que comportaba una parte del señorío de Reus. En 1397, cuando estaba en Aviñón, frente a las deudas del castellano Juan de Olzinelles, el otro señor de Reus, compró la castlania por 50.000 sueldos, y quedó como señor único de la villa.
Al ser nombrado papa, Reus vivió el privilegio de que el papa fuera a la vez señor de la villa. Como papa, Pedro de Luna visitó la ciudad en noviembre de 1410, camino de su exilio hacia Peñíscola.